Ciertos conceptos que expreso aquí
forman parte de un ensayo que estoy redactando para su posterior publicación;
pero 5 eventos que se manifestaron en solo 4 días, me apremiaron a publicar
anticipadamente un resumen de esa idea primaria.
Primero que nada voy a resumir los 5
eventos para que se tenga una noción de las razones para manifestar la presente
crítica:
1.-la lectura en un libro publicado
por un “etnólogo” cubano de quienes fueron las personas que “acuñaron” el
vocablo “Regla de Osha” a la religión africana propia de las tribus yorùbás.
2.-la auto-denominación de “Santero” por parte de una persona que por el solo hecho
de poseer su Òrìşà (Orisha) de Cabecera (el mal denominado “ángel
de la guarda”) pero sin que haya mediado una Ceremonia Consagratoria completa,
ser considera ya un mayor en igualdad con personas que tienen ceremonia de
Yoko-Osha.
3.-el discurso y explicación de un “Santero”
ante un público profano, de su interpretación y análisis de un Odù de Ifá que
se manifestó en un Registro de Letra del Año.
4.-las orientaciones, análisis,
explicaciones, conclusiones y recomendaciones de un “Santero- Oriate”, sobre un
Odú de Ifá, y hasta el Ẹbọ
(ébbó) que él marca y recomienda sobre un particular del odù mencionado.
5.- la actitud y el
comportamiento en público de un “Santero” que al percatarse que se encuentran otros
religiosos en el mismo sitio público, sin mediar un saludo natural por simple
respeto, hacen del conocimiento de terceras personas que van a efectuar una
determinada compra (tabacos) para a esa hora (9 de la noche) verificar una
consulta “religiosa”, por ese sistema oracular, a la dama que le acompañaba.
Por
lo que ya he mencionado muchos se imaginarán las razones de las críticas que
voy a exponer, pero quiero hacer una salvedad con antelación: soy crítico ante
comportamientos de este mismo tipo y también sobre otros aspectos, aunque los
mismos sean efectuados por Babalawos, Paleros y cualesquiera otras personas que
se desenvuelvan en religiones africanas.
Hasta hace poco, quien
escribe estas líneas, cometía el error de llamar “Regla de Osha” la religión
africana yorùbá que rinde culto a los Òşàs y
Òrìşà’s (Oshas
y Orishas), contraponiendo tal frase a la palabra “Santería”; en muchos de mis
escritos hago mención de una frase: “La
Regla de Osha, mal llamada o erróneamente denominada Santería”.
Ciertas lecturas y estudios
de la historia cultural y religiosa de Cuba me han encaminado a ir descubriendo
hechos significativos que han ido degenerando las religiones tribales yorùbás,
que además han perdido multiplicidad de ceremonias, Òşàs, Òrìşà’s,
sistemas divinatorios, conocimientos de carácter medicinal, Ẹbọs, etc.
¿A qué conclusión he llegado?
En primer lugar, que la verdadera religión de los Yorùbás, en unos de sus
aspectos, podemos denominarla Òşà ya que el nombre de “Regla de Osha” es un
nombre inventado por los primeros “Santeros” cubanos (a todo evento y en una
posterior publicación haré una aclaratoria sobre este particular).
Que en la Cuba colonial se
conformaron 2 grupos de cultores de la Religión de Òşàs y
Òrìşà’s: Los Negros de Nación (aquellos que
habían nacido en territorio africano) y Los Criollos (hijos de africanos
nacidos en América o en otro territorio distinto al África).
Los primeros son el grupo
que llamo Ortodoxo pues mantuvieron incólume sus tradiciones, sus hábitos y
costumbres, sus gustos culinarios, sus danzas y música, así como su Religión;
es decir mantuvieron intacta toda su cultura.
Estos Negros de Nación se
encontraban organizados dentro de los llamados Cabildos de Nación (se agrupaban
en núcleos de yorùbás, o de congos, o de ararás, pero no admitían ni a otras
tribus, ni a otras naciones, y mucho menos a criollos). Estaban compuestos
estos cabildos por negros esclavos y negros horros (libres).
Los Criollos se agruparon en
Cofradías (un sistema paralelo e imitativo de los Cabildos); ya no era tan
importante el grupo tribal originario, ni a que nación africana pertenecían. Se
componían igualmente por personas libres y esclavizadas.
Este último grupo, el de
Criollos, los no nacidos en África, los agrupados en Cofradías, fueron los que
por desconocimiento de sus verdaderas raíces, por la falta de aprendizaje, por
el desapego con sus mayores y antecesores, por la apatía con el estudio y el
aprendizaje pausado, por la ausencia de la ética y la humildad, comenzaron un “sistema
de adoración adaptado”, tomando elementos católicos que anteponían para disfrazar
un posible y similar culto a entidades africanas; es de ellos que nace la idea
de un supuesto sincretismo que no existió y nunca existirá.
Por la escasez de verdaderas
liturgias debieron seguir acumulando prácticas de otras religiones y hasta de
otras corrientes espiritualistas, hasta llegar a utilizar el Espiritismo Europeo,
pues desconocían realmente como darle atención a sus Ancestros Difuntos.
De toda esta mescolanza es
que nace esa corriente llamada “Santería” (término por demás peyorativo) donde
se pretende comunicarse con las Entidades Africanas a través de barajas,
tabacos, efectuar baños de despojo con esencias y perfumes, y cada día se
inventan nuevos Ẹbọs y Ceremonias.
Por tales razones en ciertos
sectores de Cuba vemos a religiosos que no aceptan que se les llame “Santeros”,
pues realmente son Oloshas, y nunca se autodenominan Omo Oshún, sino por el
contrario utilizan el término Olo-Òşún (Olo-Oshún).
Los eventos que relate en un
principio se refieren precisamente a “Santeros” que pretenden hablar de Odús de
Ifá, pero desconocen las letras y el contenido del Erìndínlógún (mal llamado
por ellos mismos Dilogún); que en pleno Siglo XXI todavía insisten en que Òbàtála es
la “mismísa” Virgen de Las Mercedes o Elegguá no es otro que el Santo Niño de
Atocha; que no es necesario un uso excesivo de hierbas religiosas para hacer
correctamente una Ceremonia de Yoko-Òşà;
que sus Omieros deben llevar obligatoriamente Agua bendecida por un Sacerdote
Católico Apostólico Romano pues entonces “el Santo estaría incompleto”; que
creen que cualquiera de los Òşàs
africanos se manifiestan y envían “mensajes” por medio de Barajas del Tarot y
Tabacos marca “Roraima” y “Corona”, porque los “Cumanesa” son muy “duros”; los
que todavía hablan de “Ángel de la Guarda” en lugar de referirse a Osha u Orisha
de Cabecera a la entidad regente sobre nuestra lerí.
Esos mismos son los que
tildan a todas las mujeres que tienen como Òşà
de Cabecera a Òşún (Oshún)
como prostitutas y mujeres fáciles, y que por tradición y con licencia
celestial todos los protegidos de Ṣàngó (Shangó)
deben ser mujeriegos, borrachos y peleones.
Sí, es cierto: existen Olo-Òşàs que son los religiosos a quienes debemos
respetar y seguir; pero siempre debemos tener cuidado con mezclarnos con “Santeros”
que no entienden de religión pura y verdadera porque “en su Casa de Santo se
acostumbra a hacerlo así” (sic).
Hay que
convertirse en profesante de la Òşà, que es la verdadera religión de nuestros
Ancestros Africanos, que tiene sus propias entidades dispuestas para un culto y
adoración, y no de la “Santería” por la
cual sienten elevada aversión los católicos y cristianos pues se sienten
despojados de sus deidades para efectuar brujerías y trabajos diabólicos.
Realmente Don Fernando Ortíz, abogado y
criminalista cubano de profesión, etnólogo e historiador por vocación, nunca se
imaginó en lo que había derivado su llamado “ajiaco criollo”.
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