Muchas personas me han preguntado que he obtenido, en que me he beneficiado
como Cultor y Seguidor de la Religión Yòrubá, como adorador de Ifá; de
múltiples maneras me han sido formuladas y planteadas estas preguntas, cuando
realmente lo que desean saber es “que volumen de Suerte, en qué proporción de
Bienestar Económico me ha colocado” la práctica del Ifismo.
Como se puede ver, se ha generalizado una creencia errónea, tanto en el
campo de Ifá como también en la Osha, sobre un supuesto “Beneficio Material
Inmediato” después de que una persona se inicia en la Religión.
Desde mis primeros pasos dentro de las Religiones Africanas,
particularmente tuve la fortuna de haber sido orientado (medianamente) en una
forma correcta: Ifá te dará la pauta de cómo debes actuar y que caminos seguir
para un buen desenvolvimiento.
No está demás aclarar que nadie debe llegar a iniciarse en ninguna de las
Religiones Africanas solo buscando la obtención de “Buena Suerte” como un fin
único, pues lo más seguro es que posteriormente se sienta decepcionado.
La experiencia personal en el mundo de lo espiritual y religioso me ha
hecho llegar a ciertas consideraciones
y conclusiones que pienso es mi deber
transmitir para beneficio de los futuros seguidores de la Religión Yòrubá,
antes de continuar explicando a que nos llevará la Iniciación en Ifá:
1.- No se debe ingresar o iniciarse en ninguna Corriente Espiritual como
tampoco en ninguna Religión Africana de forma apresurada.
2.- La determinación de nuestra espiritualidad solo puede ser expresada por
Ifá, es decir solo a través de “la voz” de Orunmila.
3.- El simple hecho de que nos guste el Espiritismo, que queramos ser
Santeros o Babalawos, que nos veamos atraídos por el Palo Mayombe, que nos
parezca que somos “Hijos” de Shangó u otros Oshas, no es indicativo que ese es
nuestro camino: hay que estar conscientes que cada persona nació para ser algo
determinado en la vida y eso no puede ser “moldeado” o “modificado” por el
capricho personal del interesado o por el del mayor que se comprometa a
efectuar la Iniciación.
Aclarados estos puntos, continuemos con lo que respecta a la Iniciación en
Ifá.
Ingresar, iniciarnos en la Adoración a Ifá, y por consiguiente a Orunmila,
no puede hacerse de manera abrupta: el Oráculo u Adivinación por medio de Ifá,
correctamente interpretado, será quien nos indique el momento en que nos
iniciaremos recibiendo el Ikofafún o el Awofakan de Orunmila, lo que se ha
denominado erróneamente “Mano de Orula”.
Si verdaderamente nos corresponde la Recepción de la Entidad Orunmila, no
podemos creer que por efectuar peticiones de “Buena Suerte” nos lloverá la
misma ipso facto; si nos encontramos necesitados materialmente con solo pasar por
el Ceremonial de Iniciación no tendremos las manos llenas de dinero, como
tampoco nos llegarán distintos bienes materiales de forma espontánea y mucho
menos nos ganaremos todos los premios de la lotería.
Al constituirnos como Iniciados y Seguidores de Ifá, nosotros mismos nos constituimos
en ese momento en “un vivo ofrecimiento” a cumplir con los dictámenes, reglas y
leyes de cómo se debe desenvolver la vida.
¿Por qué se dice esto? El gran problema del ingreso a una Religión, en este
caso Ifá, consiste en el hecho de entender de qué trata la misma, de que trata
Ifá.
No podemos ver a Ifá, ni a ninguna religión, como la “Panacea” o remedio
para cualquier problema.
De un solo golpe, con un simple plumazo no se puede arreglar todos los
problemas que viva una persona: una Ceremonia por más sofisticada y poderosa
que sea no va a cambiar o va a resolver el problema de aquellas personas que todavía no han aprendido a resolver su propia
vida.
Es así como lo primordial de Ifá es aprender a aceptar sus dictámenes y
consejos, pues en su gran y profundo contenido están las Leyes Supremas de la
Vida.
Si acatamos esas Leyes, esas normas de vida, las mismas nos procurarán un
desarrollo personal que será el que nos guiará entre otros objetivos a obtener “Buena
Suerte”.
Si Ifá nos indica que no podemos Asentar Osha, o nos prohíbe la práctica
del Palo Mayombe, o nos estable cualquier otra prohibición, el cumplimiento de
ese precepto será lo que nos encaminará a la “Buena Suerte” que anhelamos.
Desde el mismo momento de nuestra Iniciación se abrirá un abanico de
posibilidades para nuestro mejoramiento espiritual y material.
Allí mismo comenzarán a presentarse las oportunidades para nuestro correcto
desarrollo personal, que ya fue escogido por nosotros antes de nacer, y nos
permitirá empezar a corregir actitudes erróneas que hemos venido poniendo en
práctica desde nuestros primeros años de vida.
Así mismo nos serán planteados prácticas y comportamientos futuros que
permitirán “dar por sepultados” los males, las desgracias, las equivocaciones y
males procederes que nos creaban situaciones conflictivas, guerras, mala
suerte, fracasos, enfermedades y padecimientos, etc.
No por solo llevar a efecto los ebboses, hacer ofrendas a las Entidades,
formular pedimentos a los Orishas y Oshas tendremos la solución: debemos
acoplarnos a un nuevo sistema de vida que dará paz a nuestra espiritualidad y nos
encaminará por los senderos correctos para nuestro exacto y benéfico desarrollo
personal.
Los Consejos y Dictámenes de Ifá, ya se obtengan mediante un registro o a
través del Itá de Ikofafún y Awofakan, son en definitiva la “Llave” que abrirá
las puertas de nuestro Bienestar.
Ifá no es una “protección”, no es un “amuleto” como la gran mayoría cree;
su tenencia no nos dará suerte y protección instantánea.
Ifá nos guiará, si aceptamos ser conducidos por su mano, por los caminos
correctos y más limpios de la Vida, advirtiéndonos de los obstáculos que a
todos se les hacen presentes.
Ifá es la Brújula que nos orientará para llegar a los “Puertos Seguros” que
están en la ruta de nuestras vidas particulares.