Para el recordatorio que hoy le corresponde a mi entrañable amigo Alfredo
José Padilla he buscado algo, que con sencillez, pueda expresar que a pesar de haberse cumplido el
destino, todavía él se encuentra presente entre nosotros. Nuevamente solo el sentimiento
y la filosofía africana contenida en el siguiente Proverbio, me han podido
socorrer:
<EL HURACÁN QUE SOPLA, NO
ARRANCA A LA MONTAÑA>