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En días pasados nos sorprendió lo que expresó un Aleyo, que hace poco había
recibido un Eshu, cuando enfatizó:”…como Eshu no me ha cumplido lo que le
pedí, no le voy a cumplir la promesa que le hice y lo tengo castigado, pues lo tengo en el estante de la biblioteca…
y no lo he atendido más…(sic)”. Después de oír esto, no sabemos por
quien sentir más lástima: si por Eshu, “que se encuentra castigado” en el
estante de la biblioteca de un “verdadero verdugo”, o si por el Aleyo incauto
que cree que sus males van a disminuir después de haber ejecutado tan errónea
acción con una de las más temibles entidades a la hora de repartir castigos
para aquellos que no modifiquen sus hábitos de comportamiento.
Casos como este, se han producido, se producen día a día y se seguirán
produciendo durante mucho tiempo más, si quienes están en posición de permitir
el ingreso de personas a la religión no comienzan a repartir la debida
instrucción a sus nuevos adeptos.
Y este es un ejemplo muy típico de lo que viene sucediendo desde hace
décadas con todas aquellas personas que buscan un refugio, un soporte, una guía
dentro de las Religiones Yorubas: no saben con exactitud en el campo que se
están involucrando, presumiendo que pueden hacer aquello que se les venga a la
mente y no recurren a la orientación de sus mayores para el ejercicio de
acciones que les pueden ser más perjudiciales que beneficiosas.
Ningún ser humano, no importa la Consagración Religiosa que tenga, tiene la
capacidad de obligar o someter bajo su dominio a ningún Osha, Orisha u otra
Entidad, de cualquier campo que sea. Es ilógico e inverosímil pensar que
nosotros, simple mortales podamos tener bajo particular control y someter a
nuestros deseos a Deidades y Entidades que durante miles de años han estado
presentes en el mundo por mandamiento divino de Oloddumare. Mucho menos podemos
siquiera imaginar que sancionaremos a seres superiores porque no satisfagan
pedimentos que les formulemos y consideremos que nos merecemos sin mediar
ninguna otra razón.
Es necesario aclararle a este tipo de personas que si se busca una guía
religiosa, si se decide caminar por las sendas de la espiritualidad, en primer
lugar debemos ser humildes. De igual forma debemos ser tolerantes y pacientes
en lo que respecta a la solución de los problemas que vivimos. Sería importante
preguntarle a aquellas personas “que piensan en castigar” a Orishas, Oshas, otras
deidades y entidades: ¿Qué están haciendo ellos o a que estarían dispuestos,
para lograr su mejoramiento, su cambio, su transformación, su desarrollo en el
campo espiritual?
No se pueden pensar en merecer todo en la vida y lograrlo sin haberse sometido
a sacrificios o esfuerzos de su parte, ya que en ninguna corriente religiosa o
espiritualista las Entidades nos resolverán problemática alguna a través de
“toques mágicos instantáneos”.
Las Entidades Superiores tampoco
están obligadas a cumplir todos los pedimentos que les hagamos: nos otorgarán
las soluciones que correspondan según nuestro comportamiento y permitirán que
alcancemos las metas que están trazadas en el camino de nuestro destino.
No hay que engañarse y hay que entender la Verdad y vivir dentro de la
verdad; pero no la verdad particular de cada persona, si no a esa verdad que
nos imponen las Leyes Espirituales.
Nosotros no podemos someter a Orishas y Oshas: nosotros estamos sometidos a
los principios y fundamentos establecidos en la Cosmología, Filosofía y
Metodología de las Religiones Yorubas.
Vana es la creencia de aquellos que creen que las deidades se encuentran
bajo nuestra potestad. Bien los establece un Odu del Corpus de Ifá: HAY QUE SER
ESCLAVOS DE LOS ORISHAS Y OSHAS, PARA NO SER ESCLAVOS DE LOS HOMBRES.
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